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domingo, 17 de julio de 2016

De Iza a Paipa

Por la mañana después de desayunar una especie de sopa de ajo y cebolla pero con leche, nos despedimos de Constantino, que nos ha tratado de maravilla en el desangelado complejo turístico en el que hemos pernoctado. 
Con las carreteras solitarias y alguna barricada activa en el camino, continuamos hasta Paipa, por una vereda que paradójicamente se llama Murcia. Antes de llegar a esta vereda nos alcanza un grupo de ciclistas de Cali entrenando, y su coche escoba nos provisiona de bocadillos de guayaba como si fuésemos del equipo. A Paipa, llegamos a la hora del almuerzo donde el señor del restaurante y algunos de los clientes, nos hacen cambiar de opinión respecto a la ruta que teníamos planeada. Una vez almorzamos, nos damos cuenta de que lo que nos queda son 80 kilómetros y decidimos buscar un hospedaje en este turístico pueblo donde la única oferta de ocio son las piscinas termales de los hoteles, que tiene frente a un lago que le da identidad. Nos llama la atención la presencia de militares por el centro y un enorme anfiteatro.











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